Escribe Fermín Méndez
Uruguay y Brasil se enfrentarán este sábado a las 22.00 en el último partido de los cuartos de final de la Copa América, por lo que el ganador de este partido ya conocerá a su rival de semifinales, el que saldrá de Colombia y Panamá, quienes se enfrentan unas horas antes el mismo día.
Brasileños y uruguayos llegan invictos al trascendente choque, aunque la realidad de ambas selecciones es distinta. Mientras que la celeste llega con muy buenos rendimientos y habiendo goleado a dos de sus tres rivales, lo que la dejó como la mejor selección de la fase de grupos, los brasucas llegan con varias incertidumbres, habiendo podido ganar un solo partido (bien ganado, 4-1 ante Paraguay) y con dos empates que les dejaron más dudas que certezas.
Será el octavo partido que dirigirá Dorival Júnior. El entrenador, que llegó a la verdeamarela desde el San Pablo, en este corto tiempo no parece haber podido transmitir su idea de juego o, visto al revés, los jugadores no logran llevar adelante lo que les pide el entrenador.
Varias cuestiones se desprenden del análisis táctico y de datos del partido Colombia-Brasil que dejó a los norteños segundos y a los cafeteros primeros en su grupo.
El primer dato, tal vez el más relevante, fue que la posesión de pelota estuvo muy repartida, pero las chances más claras estuvieron del lado colombiano. A Brasil le costó hacer la transición de defensa a ataque y su zona media demostró falencias en la elaboración de juego –fue el peor de los tres partidos en pases concretados–, quedando desconectados de los tres delanteros que Dorival mandó a la cancha. Es más: cuando Colombia presionó –porque estuvo atrás en el marcador o porque luego, en el segundo tiempo, quiso liquidar el juego–, Brasil fue un cúmulo de errores y se salvó de la derrota por la buena noche que tuvo su arquero, Alisson.
Datos: Colombia contabilizó 13 tiros, ocho de los cuales fueron al arco, mientras que Brasil pateó en siete oportunidades, cuatro de ellas al arco.
Otra condicionante que tuvo el scratch fue que le falló el juego directo. Más allá de que no es una herramienta que los brasileños usen mucho –más acostumbrados al jogo bonito–, cuando Colombia ejerció una presión alta no fueron pocas las veces que debió buscar a sus delanteros con pelotas aéreas. En ese aspecto del juego Brasil perdió siempre porque Vinícius, Rodrygo y Raphinha estaban en notoria desventaja física respecto de los defensores colombianos.
Flojo de números
“Goles esperados” es una estadística que cruza la probabilidad de goles según el posicionamiento de los tiros al arco. Según analizó la empresa Sofascore, mientras que Colombia tuvo una probabilidad de casi un gol y medio (1,45), la selección brasileña estuvo lejos de la muestra: 0,29.
En cuanto al mapa de calor, lo que refleja dónde estuvo mayoritariamente jugando un equipo, Brasil estuvo más en su cancha –defendiéndose– que en la del rival. En este sentido se puede proyectar lo que hace Uruguay, una presión alta desde el principio, porque los brasileños no pudieron sacar cómodamente la pelota desde el fondo, situación que dejó en claro el propio entrenador: “Tuvimos dificultades para sacar el balón. [Colombia] nos complicó la salida”.
Dorival también dejó entrever que son esperables las dificultades por las que pasa su equipo en diferentes momentos de los partidos. “Es un equipo en formación y eso no lo podemos olvidar”, se excusó el DT.
Para el partido con Uruguay, Brasil tendrá la baja obligada de Vinícius, quien acumuló dos amarillas y debe pagar la suspensión automática. Esta ausencia podría llevar a Dorival a hacer cambios tácticos, no parándose con dos extremos y un centrodelantero, y a apostar por un esquema 4-4-2, con más hombres en la mitad de la cancha, pensando en la celeste y su presión, pero también mirándose al espejo: el peor funcionamiento de Brasil es en ese sector de la cancha.
Lo que siempre tiene (y tendrá) Brasil a favor es el talento individual. Con eso también se ganan partidos y se destruyen planteamientos tácticos. Y si hay que hablar de talento, más allá de que no sean los cracks que hubo en otra época, Brasil tiene a Savinho, Endrick, Raphinha, el propio Rodrygo –que puede despertarse– y Gabriel Martinelli.
*La Diaria