Han pasado 18 años de aquel fatídico 17 de marzo del 2006, y la tragedia del tren que enlutó a nuestra comunidad.
Un evento solidario convocó a todo el pueblo de Young el 17 de marzo de 2006. Era una tarde de fiesta que terminó en tragedia. Ocho muertos que Young no olvida.
Un estudio reciente psicológico sobre las vivencias de la población con relación a a drama, concluye que las heridas siguen abiertas, y que hubo una suerte de .pacto simbólico- entre los vecinos para evitar reproches y asumir, en conjunto, la responsabilidad por lo ocurrido. Con dolor, las familias de las víctimas recuerdan lo que se siente y hoy se ha convertido en la tragedia.
Hace diez años (crónica del 2016) que Norma Díaz no encuentra respuestas que curen su dolor. Hace diez años se pregunta qué pasó ese fatídico 17 de marzo de 2006 cuando la vida de su familia se partió al medio, como las vías del tren que dividen en dos a la ciudad de Young en el departamento de Río Negro. «Mi madre, Ramona, yo di la noche anterior que iba a ir y le le dije: No mamá, no vayas a cinchar, y a mirar si querés».
Ramona Gallay tenía 79 años y era una conocida costurera en Young. Integrar la lista de ocho víctimas que caen a causa del arrollamiento de una locomotora arrastrada por un grupo de personas durante una jornada a beneficio del Hospital de Young, propuesta por el programa «Desafío al Corazón» de Canal 10. Norma no se logró hablar con su madre esa mañana para insistir en que no fuera por la llovizna. «Sé que entró a cinchar con otra señora que está viva (2016). La locomotora se les vino arriba y pasó lo que pasó pasó».
El tren hace años que ha dejado de circular por allí. La vida es tranquila, se vive principalmente de la agricultura, la gente se conoce, y hoy se sigue llamando a esta ciudad de más de 17.000 habitantes, «pueblo chico», siempre hay un tipo de vínculo. Persito por este «anonimato».La solidaridad conocida de la ciudad, los habitantes de Young recibieron con entusiasmo la noticia de parte de un evento a beneficio.
La consigna era de reunir US$ 30.000 para la dotar de calefacción al hospital de la ciudad. Debían cinchar sesenta hombres, todos mayores de edad y personas que se presentaran voluntariamente, era una locomotora de 56.000 kilos y debían arrastrarla por 75 metros.
El dolor.
Hoy las versiones que se manejan sobre la tragedia son muy distintas, cada uno tiene su teoría y busca la mejor explicación para superar el trauma. Hay incluso investigaciones académicas que tratan lo que ocurrió.
Graciela Loarche, licenciada en Psicología y magíster en Psicología Social, presenta un estudio sobre el trauma psicosocial de los jóvenes en relación con el siniestro ferroviario para comprobar cómo es el impacto vital tras experiencias extremas. Entrevistó a ocho personalidades de Young y realizó un cuestionario a otras 60 personas que estuvieron en el momento del accidente.
Cuatro mil personas acudieron a la estación; unas trescientas estaban decididas a tirar de la locomotora. Todo se fue de las manos en pocos minutos.
Para Martín Campero, que resultó herido de gravedad, la organización estaba bien pero la gente sobrepasó los límites por el entusiasmo y las ganas de ayudar. «Era una fiesta muy alegre que terminó en tragedia».
El ambiente festivo y de celebración del momento, la predisposición de todos por colaborar y la imprudencia de los que se cruzaron a la vía sin autorización, más humedad, la gris del cielo y la propia calor del del verano, formaban parte de las horas previas al accidente. «Yo salté del andén para cinchar», recuerda el hombre, «me puse adelante de la locomotora y cuando quisimos ver el tren se vino muy rápido». Lo que después después ocurre fue la tragedia. Su cuerpo apretado entre la punta del tren y el andén, después de alguien gritó «hay que cinchar para atrás» y entre varios empujaron el ferrocarril para liberar a los cuerpos inertes y a los que entre gritos pedían ayuda.
El equipo de producción de Canal 10 llegó a las 14:00 horas para ver cómo era el lugar y agarrar unas entrevistas en el Hospital antes de la actividad. Paola Bianco era la de realizar tareas notas y presentación, en conjunto con Humberto de Vargas, que se encuentra en Montevideo. A la presentadora le cuesta hablar, sigue haciendo junto a los productores muy afectados, y reconoce que «es un tema que no está superado. Cada 17 de marzo se reaviva. No, yo voy a un poder olvidar nunca». Cuando la gente empezó a cincharla ella arriba estaba del tren. «Estaba embarazada de seis meses, y gracias a que me equivoqué y bajé por otro lado el tren no me aplastó, recuerda. Paola.
*Tomado de El País – Publicación del año 2016