Escribe Facundo Franco para La Diaria
Daniel Ansari, de Canadá, y Katrina Lukasovo, de Brasil, hablaron de la importancia de introducir “juegos guiados” y de la escuela como “colchón” para reducir desigualdades de aprendizaje.
Aunque todos los docentes se esfuerzan por lo contrario, la enseñanza y el aprendizaje son procesos distintos que no siempre confluyen, y en el camino inciden diversos factores, no sólo pedagógicos. El caso de la matemática es uno de los que más claramente muestra que hay factores sociales que también pautan los aprendizajes a los que llegan niños y adolescentes. Además de que se trata de una disciplina en la que los buenos desempeños son tomados como sinónimo de inteligencia desde edades tempranas, hay componentes de género que muchas veces llevan a los adultos a incentivar más a los varones, que más adelante son quienes en mayor medida se terminan inclinando por orientaciones en las que pesan los números.
Recientemente, la Fundación Telefónica Movistar invitó al país a dos especialistas extranjeros en el aprendizaje de la matemática, que junto con expertos uruguayos disertaron sobre su aprendizaje desde edades tempranas. Daniel Ansari (DA), profesor en neurociencia del desarrollo en la Western University de Ontario, Canadá, y Katrina Lukasovo (KL), docente de la Universidade Presbiteriana Mackenzie especializada en procesos cognitivos, dialogaron con la diaria sobre estos temas.
¿Cuál es la importancia de los aprendizajes en los primeros años escolares para el rendimiento y el tránsito posterior en el sistema educativo?
KL: La educación no empieza en el primer año de escuela, la estimulación es muy importante desde el nacimiento y los primeros años, sobre todo en Latinoamérica, donde existen enormes diferencias sociales. Es necesario que los niños vayan a la escuela para recibir educación formal. Si podemos lograr interacciones con las escuelas y las familias para que todos entiendan la importancia de este desarrollo, estaremos cimentando las bases para que ocurra.
DA: Los aprendizajes más básicos, que son la lectura y la matemática, en la primera infancia son los más fundamentales, porque si no se producen en ese momento, después se pueden dar retrasos. Si los chicos no tuvieron esos aprendizajes básicos, es difícil que puedan ponerse a tiro. Se produce lo que llamamos un efecto bola de nieve: el retraso va siendo cada vez mayor a medida que avanzamos. No obstante, el énfasis no debe ser solamente en la primera infancia, sino que hay otras etapas de la vida que también son importantes, como la adolescencia, ya que suceden muchos cambios en el cerebro.
¿Qué puntos de contacto tienen el aprendizaje de la lectura y la escritura con el de la matemática?
KL: Existen varias conexiones. Para empezar, la lectura tiene que ver con lo simbólico, con el habla. Los niños que empiezan a aprender a leer y escribir aprenden a usar símbolos y reflejar esos símbolos en la escritura. La matemática también se maneja con símbolos; ese cambio que se produce al pasar de lo concreto a lo abstracto a través de los símbolos es lo que permite la práctica de la matemática. Podemos pensar que la matemática se trata de habilidades prácticas, pero en realidad la base es pasar de lo concreto a lo práctico a través de los símbolos. Sí existe una conexión fuerte entre el lenguaje escrito y la matemática; de hecho, hay investigaciones en las que se conectan las habilidades lingüísticas con las habilidades para la matemática y se ha comprobado que los niños que tienen dificultades en las habilidades lingüísticas y que tienen un retraso en el aprendizaje de la lectoescritura, luego también las tienen con el aprendizaje de la matemática.
¿Qué importancia tiene la cardinalidad para aprender matemática y qué otros puntos son importantes?
DA: Comencemos por definir cardinalidad. Por ejemplo, cuando los niños aprenden a contar existe una relación entre los símbolos y la representación concreta del objeto. Podemos pensar que los niños aprenden a contar porque aprenden la secuencia de los números, pero internalizar ese concepto les lleva mucho tiempo. Quizás aprenden a contar siguiendo el orden, pero si saben contar hasta cinco y uno les pide que traigan cinco objetos, les cuesta internalizar que esa asociación del cinco puede ser con diferentes tipos de objetos.
Recién entre los tres años y medio y los cinco años los niños comienzan a comprender el concepto de cardinalidad y es cuando pueden comenzar a conectar lo abstracto con lo concreto. Poder trabajar con valores cardinales es la base de las restas y las sumas, entre otros temas, y existen muchos otros factores que contribuyen al aprendizaje de la matemática. A veces se dice en plural, matemáticas, porque cubre muchos aspectos diferentes. Por ejemplo, la visualización espacial de la realidad y, de hecho, las investigaciones más recientes han comprobado que el aprendizaje de la matemática tiene que ver con la parte del cerebro que maneja la cognición visual. Se ha comprobado que entrenar específicamente la capacidad espacial de los niños mejora su habilidad en el aprendizaje de la matemática.
¿Qué importancia tiene el desarrollo de actividades lúdicas para lograr aprendizajes, ya no sólo en los primeros años de escolarización, sino también cuando los estudiantes van creciendo?
DA: El juego es aprender y los adultos en gran medida también aprendemos a través del juego. Lo importante es no caer en la creencia de que los niños aprenden mágicamente, solamente por jugar. Sobre todo a nivel preescolar, hay que hacer una diferencia entre el juego libre y el juego guiado. Los niños necesitan el juego libre, pero no es necesariamente parte del aprendizaje. El juego guiado tiene que ser pautado por los docentes, no es fácil de hacer, pero es muy importante que esté embebido en la enseñanza. Más adelante, a medida que los niños crecen, puede ser a partir de juegos con tecnología o juegos competitivos, siempre reforzando la parte de la recompensa y la parte del cerebro que responde a ella.
KL: En Brasil, por ejemplo, a menudo resulta muy difícil enseñarles cosas a los niños de nivel preescolar, porque el preconcepto es que ellos tienen que jugar, pero, como explicaba Daniel, el juego guiado es lo que permitiría que puedan aprender matemáticas o lectoescritura. Los adultos deberían estar completamente claros en que deben dirigir el juego y hacer las preguntas correctas para que resulte en aprendizaje. El placer y la diversión es una parte importante, pero para que el juego se convierta en una herramienta que los docentes pueden utilizar para enseñar tiene que estar dirigido y tener un propósito bien claro. El juego es también la base del aprendizaje de la cooperación y tiene un aspecto social muy relevante, pero a medida que los niños van creciendo desaparece un poco de la enseñanza. Sería importante que el aspecto lúdico se conservara en la medida en que los niños son más grandes.