Uruguay le ganó a Argentina en España y se coronó campeón sub 20

Escribe Rómulo Martínez Chenlo en La Diaria

El 40º torneo de L’Alcudia tuvo una gran final con triunfo de la celeste 1-0.

Uruguay se consagró campeón del torneo juvenil sub 20 en L’Alcudia, Valencia, España, al derrotar en la final de la cuadragésima edición del torneo a la selección argentina 1-0 con gol al comienzo del segundo tiempo de Germán Barbas.

Los dirigidos por Fabián Coito fueron protagonistas de una clásica final entre uruguayos y argentinos allá lejos, a 12.000 kilómetros del Río de la Plata, pero tan cerca de aquellos corazones que latieron fuerte en tierras valencianas. Las tribunas, llenas de uruguayos y argentinos de la diáspora, y de sorprendidos vecinos locales, que con asombro vieron cómo la historia crecía pelota a pelota, gambeta a gambeta, trancazo a trancazo. Inimaginable la noche de los rioplatenses en L’Alcudia.

Otro 30 de julio, pero de 1930, se jugó la primera final de una Copa del Mundo; fue en Montevideo, en el Centenario, y ganó Uruguay 4-2.

Seguro que la inmensa mayoría de estos gurises, de esos pibes, todos generación Z, todos hijos del siglo XXI, no tienen debida idea de lo que el clásico rioplatense aportó como piedra fundamental del fútbol mundial, pero para un espectador estándar de los que saben aunque sea una mínima parte de la historia de uruguayos y argentinos, ver sobre el campo desgastado del estadio Els Arcs de la pequeña ciudad valenciana de L’Alcudia a la celeste y la albiceleste en una final más representa algo emocionalmente muy potente.

Estaba lleno el estadio, con los hijos del departamento 20, con los pobladores de la diáspora de la provincia 24. Qué increíble magia se desprende de la alquimia de estas camisetas frente a frente, no importa si es la final de un Mundial o la de un campeonato juvenil en España, pero genera mucha expectativa y emoción.

Uruguay, en su octava participación en el torneo -ya lo había hecho en 1996, 1998, 2002, 2003, 2008, 2018 y 2022-, se coronó campeón por segunda vez después de haber ganado la serie A con triunfos ante Elche 2-1, Sevilla 1-0, Villarreal 3-0 y un empate con Arabia Saudita 1-1, en la semifinal ganó 1-0 a Valencia y, como está dicho, en la final 1-0 ante los argentinos.

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Uruguayos y argentinos

Para la final Coito eligió una oncena absolutamente distinta a todas las que había armado hasta el momento, y empezó jugando con Kevin Martínez en el arco; Tomás Viera, Nicolás Ramos, Theo Casavalle, Nahuel Leivas; Mauricio Amaro, Marco Oronó, Lucas Agazzi, Agustín Albarracín y Esteban Crucci.

Los primeros minutos fueron de intensidad, con ataques de un lado y del otro, pero con un par de finalizaciones uruguayas que, con unos centímetros de diferencia, pudieron haber terminado en la primera explosión de la tribuna principal del estadio, que desde hace 40 años alberga este campeonato.

Pasado los diez minutos iniciales, dos llegadas consecutivas del equipo argentino pusieron cerca a la albiceleste de abrir el marcador de no ser por el arquero danubiano Martínez, que realizó una atajada excepcional frente al fantasista Millán.

El equipo argentino empezó a marcar una tendencia de ataque, que además fue coronada con otras situaciones de extremo peligro, como un remate en el travesaño. En algún momento se transformó en un Uruguay-Argentina de las últimas décadas, el de los argentinos jugando bien y muy bien con buena conexión, habilidad y velocidad, y los uruguayos redoblándose en el esfuerzo para defender, correr de un lado a otro, recuperar la pelota y tratar de armar ataques directos y fuertes.

Ataca Argentina, gol de Uruguay

Apenas iniciado el segundo tiempo, al minuto explotó L’Alcudia porque Uruguay abrió el marcador. El goleador fue Barbas, el de Peñarol, que había entrado en la primera parte sustituyendo al lesionado Crucci, pero el que inició la jugada fue Facundo González, que entró en el segundo tiempo a ocupar el lateral derecho por donde se proyectó, mandó una pelota al vértice del área, donde en carrera controló y remató Agazzi. La pelota, después de la atajada de Santino Barbi, dio en el travesaño y en el rebote la tomó Barbitas para empujarla al fondo de las redes.

Si ya buena parte del partido había sido con aquel guion que tiene su génesis en una vieja frase de los años 20, o sea, 100 años atrás, “ataca Argentina, gol de Uruguay”, después del 1-0 fue tácito y expreso que el equipo albiceleste estaba recargado en función de ataque y los celestes defendiendo y defendiendo, sin que ello significara una acción de demérito.

Argentina salió desesperadamente a buscar el empate y se instaló en el área uruguaya, con los celestes soportando. Diego Placente, el entrenador argentino, realizó variantes ofensivas que redundaron en peligrosos ataques albicelestes, y estuvieron muy cerca de conseguir el empate.

Como la primera vez

Los chiquilines uruguayos defendieron bien, con pujanza, con entrega, pero también con joven experticia en la técnica colectiva de neutralización, y atesoraron, como la gente, como esos miles de uruguayos que fueron de varios lugares de España, el pitazo final que les dio el campeonato.

Este era apenas un campeonato juvenil, pero tenía el ADN de las finales de siempre de Uruguay y Argentina, como la primera vez, o como aquel otro 30 de julio, el de 1930, cuando uruguayos y argentinos definieron la primera Copa del Mundo.

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